• El ser humano está biológicamente programado para el cambio, y gracias a nuestra adaptación al cambio hemos evolucionado como especie, pero a su vez, somos altamente resistentes al cambio.

    ¿Por qué ?

    Primero, por qué nuestro sistema cerebral se basa en dos premisas básicas: la economía energética y la supervivencia.

    Cambiar un patrón automatizado, reactivo y de respuesta veloz por otro nuevo conlleva un alto consumo energético. Es un proceso lento y nuestro cerebro se resiste a ese derroche de energía. Aunque el cambio sea para nuestro bien, la función de nuestro cerebro es mantenernos con vida, no hacernos felices.

    Además, cambiar nos aterra ya que pensamos que implica poner en cuestión nuestra identidad. Y si cambio, ¿Qué seré? ¿Quién seré?

    Para que nuestro cerebro nos conceda el derroche energético que implica cambiar, hay que estimularlo, y sólo la motivación de un nuevo escenario posible y mejor para nosotros puede ejercer esta función.

    Y la cuestión de la identidad, en su libro ...

  • Extraordinario artículo de Enrique Campos publicado en el JotDown, no solo por la sublime manera que él tiene de narrar, que también, sino principalmente por la relevancia de lo descrito en su prosa ácida y punzante.

    Una manera cercana y a la vez, muy precisa de desentrañar cómo nuestro cerebro construye la realidad (para cada uno, la suya) y cómo no podemos evitar justificarnos alegando nuestra lógica particular. Aquí, como siempre, unas pinceladas para ir abriendo boca. Hay parte II, estén atentos.

  • No os dejéis llevar por el provocador título. Sin intención alguna de menospreciar la valua y la gran relevancia del Design Thinking como metodología de trabajo en procesos de creación, en este artículo, Steve Vallo pretende simplemente reinvindicar la importancia de las estructuras sistémicas, posicionando así el método de organización como prioritario, ya que el sistema es el que finalmente interconecta las partes que son siempre dependientes de la conexión que se establece entre ellas. Aquí, unos apuntes de lo más destacado. 

  • Eduard Punset, (1936-2019), con su carismática personalidad y su curiosidad insaciable, fue capaz de despertar en muchos que, a priori, no hubieran estado interesados, esa necesidad de saber por qué somos como somos. Según decía, “había que explicar a la gente ciencia que le interesara, que les explicara cómo eran por dentro, qué les pasaba, por qué eran como eran. Ciencia popular”. El programa Redes (1996) lo hizo posible divulgando la ciencia en una época en que no había apenas nada de ciencia en la televisión, llegando a muchos y calando en la mayoría.

    De todos, éste es uno de los episodios que más destaco. Desbancando al estigmatizado inconsciente Freudiano, ahondamos en el poder y la sabiduría del nuevo inconsciente, con la humildad de reconocer, que no somos seres racionales, al menos, no tanto como creíamos. Pasen y vean.

  • A estas alturas del partido, siento ser la portadora de tal noticia, pero ya iba siendo hora de poner las cartas sobre la mesa: La realidad no existe.
    Lo que tú consideras realidad, es tu realidad, y solo tuya. Lo que viene tratando de explicarnos el constructivismo radical (Paul Watzlawick, La realidad inventada, 1981). 

    Aunque ya lo decía Kant: "La realidad no se encuentra fuera de quien la observa, sino que en cierto modo es construida por su aparato cognitivo".

    Vemos lo que queremos ver, o lo que podemos. Nuestra percepción es selectiva y por tanto nuestra realidad también lo es. Vemos a partir de quiénes somos, de nuestro contexto y del cúmulo de experiencias que

    ...
  • Quizás es redundante iterar que nuestro cerebro prioriza las opciones de recompensa inmediata por encima de las que dan frutos a más largo plazo. Nuestra toma de decisiones está basada en nuestra capacidad única de prever recompensas futuras.

    Jeff Wise nos propone cómo podemos optimizar esas decisiones a través de lo que él denomina, el "algoritmo". Como muestra un botón, aunque os animo a leer con detalle el artículo completo.

  • El cerebro humano necesita confirmar lo que entiende como realidad, y por ello tendemos a infravalorar las pruebas que contradicen nuestras creencias o a sobrevalorar aquellas que las confirman. Nuestro cerebro, no puede sostener la incongruencia, así que hará todo lo posible para justificarse.

    El problema radica cuando identificamos nuestras creencias con nuestra identidad. Si es así, cambiar de opinión significa cambiar algo de nuestra identidad, cosa que no podemos asumir. Ozan Varol lo explica maravillosamente, aquí un esbozo de su artículo.