- Mi forma de verlo:
Antonio Damasio, uno de los más destacados neurocientíficos de nuestra era, que ha pasado gran parte de su carrera investigando el mundo de los afectos, obsesionado por "qué y cómo nos emocionamos, sentimos y utilizamos los sentimientos para construir nuestro yo", plantea, y defiende - entre muchas otras cosas- en el bellísimo y necesario, "El extraño orden de las cosas" algo que me parece de una relevancia abismal.
Damasio propone que "las respuestas culturales habrían sido creadas para empezar, por seres humanos decididos a cambiar su situación vital, o mejor, para que fuera más confortable, más agradable o más propicia. Sufrir y prosperar, los dos externos de ese espectro habrían sido los principales factores de motivación de la la inteligencia creativa que indujo a las culturas".
Entonces, "la confrontación con el dolor y el sufrimiento y la certeza de la muerte, en contraste con la posibilidad aún no alcanzada de bienestar y prosperidad, bien pudiera haber estado detrás de algunos de los procesos creativos humanos que dieron origen a los instrumentos de cultura."
El origen de la cultura como necesidad vital para poder tolerar "la insoportable levedad del ser".
Os dejo con el fragmento del prólogo que a mí más me conmueve.
- Recopilación:
Párrafo final del prólogo, El Extraño orden de las cosas, Antonio Damasio, 2018.
"(...) Gracias a su necesidad de enfrentarse a las contradicciones del espíritu humano,- al deseo de reconciliar los conflictos que plantean, el sufrimiento, el miedo, la ira y la búsqueda del bienestar-, la humanidad se lanzó a interrogarse sobre el mundo y a asombrarse ante él, y descubrió la música, la danza, la pintura y la literatura. Continuó con sus esfuerzos creando esas epopeyas- a menudo hermosas y a veces repletas de exaltación- que son las creencias religiosas, la indagación filosófica y la política.
Y estas son algunas de las formas que el pensamiento cultural ha desarrollado para enfrentarse al drama de lo humano." - Fuente:
- El extraño orden de las cosas, por Antonio Damasio,